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Percibir una paga por cuidar a un familiar

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Cuando hablamos de esta ayuda familiar nos referimos a la prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores no profesionales, desarrollado en el Artículo 18 de la citada Ley. Esta prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores no profesionales se reconoce cuando el beneficiario esté siendo atendido por un cuidador o cuidadora no profesional, al igual que si es cuidado por su cónyuge, o sus parientes por consanguinidad, afinidad o adopción, hasta el tercer grado de parentesco, y lo hayan hecho durante el periodo previo de un año a la fecha de presentación de la solicitud, siempre que se den condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo establezca su Programa Individual de Atención PIA. Que la persona cuidadora acredite capacidad física, mental e intelectual suficiente para desarrollar adecuadamente por sí misma las funciones de atención y cuidado, así como no ser solicitante de la situación de dependencia ni tener reconocida dicha situación. Que la persona cuidadora asuma formalmente los compromisos necesarios para la atención y cuidado de la persona en situación de dependencia. La dependencia puede presentarse en cualquier edad, sin embargo cuando se llega a la etapa de vejez, mayores son las causas de presentar enfermedades que conlleven a necesitar del cuidado especial de otra persona. No obstante, desde el 1 de abril delos cuidadores no profesionales que sean beneficiarios de la Ley de Dependencia pueden hacerlo sin coste alguno, ya que es la Administración General del Estado la que asume el pago de las cotizaciones. De esta suscripción deriva el derecho a generar otras prestaciones: Jubilación los años dedicados a la persona dependiente son contemplados en la Vida Laboral. Incapacidad permanente derivada de accidente o enfermedadmuerte y supervivencia.

Existe en nuestra sociedad algo peor que no querer ser madre. Pensar y, sobre todo, decir que ha sido un error haberlo sido. Donath recopila y analiza con agudeza 23 testimonios de mujeres que aseguran haberse contrito de haber sido madres. Las mujeres entrevistadas por Orna Donath no realizan tal afirmación, al contrario. Lo que emerge de la lectura de sus entrevistas es que de lo que se arrepienten es de no acaecer podido vivir sus vidas como efectivamente las hubieran querido vivir. Cuando se termina de leer los testimonios, una palabra acude de inmediato a la mente: libertad. La libertad de cualquier persona de vivir la vida como la quiera vivir y no de acuerdo con las convenciones ni las presiones de determinados ambientes ni de sus parejas. Porque ser madre, ya todavía cueste asumirlo, no es una obligación.

La ingratitud de los hijos duele mucho: Para una madre que ha sacrificado mucho de su propia vida, que ha dado buen ejemplo a sus hijos, incluso llegando a dejar de lado sus propias vidas para dar paso a la de sus hijos, los hijos ingratos le son doblemente dolorosos. Es doloroso tener hijos desagradecidos. Muchas veces me vi obligada a trabajar en otras cosas para dar sustento a mis hijos, nunca mirando por mí, sino por las deposición de mi hija. Ahora sólo me escribe muy de vez en cuando y no sé nada de ella. Ya no me necesita en su vida, y ahora su vida excursión sólo en torno a ella misma. Se olvidó de mí.

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