Ahora llega frente al retablo. A no ser por ese noble distintivo, cualquiera le creería un lonjista de la calle de Culebras Pues ese es el padre en cuestión; mirad cómo la gente del pueblo le abre paso y le saluda. Toda Sevilla le conoce por su colosal fortuna. Mirad, mirad ese grupo de señores graves: esos son los caballeros veinticuatros. Ya se han visto, ya se detienen unos y otros, sin pasar de sus puestos Para los pobres Vamos, vamos, ya brillan los broqueles en la oscuridad Ya comienzan los golpes
Y aquí dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y estar con una vida oscura y extraña, semejante a la de esas miríadas de gérmenes que hierven y se estremecen en una eterna incubación dentro de las entrañas de la gleba, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse al beso del sol en flores y frutos. Conmigo van, destinados a boquear conmigo, sin que de ellos quede otro rastro que el que deja un sueño de la media confusión, que a la mañana no puede recordarse. Estas sediciones de los rebeldes hijos de la imaginación explican algunas de mis fiebres: ellas son la causa, desconocida para la ciencia, de mis exaltaciones y mis abatimientos. Y así, aunque mal, vengo viviendo aun aquí, paseando por entre la abúlico multitud esta silenciosa tempestad de mi cabeza. Así vengo viviendo; pero todas las cosas tienen un término, y a éstas hay que ponerles punto. El insomnio y la fantasía siguen y siguen procreando en monstruoso maridaje. Yo quisiera poder cincelar la faceta que ha de conteneros, como se cincela el vaso de oro que ha de guardar un preciado aroma. Mas es imposible. No obstante, necesito descansar: necesito, del mismo modo que se sangra el cuerpo por cuyas hinchadas venas se precipita la matanza con 3 pletórico empuje, desahogar el cerebro, insuficiente a contener tantos absurdos.
Ejerció la docencia en Utah, EE. Muchos de sus poemas arrastran al declamador a saltos, en zig-zag, como en un balbuceo, envolviéndolo en una lección lingüística de extraño signo y ritmo. Palpitante, no sé si como matanza o como nube errante, por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube, oscuridad que baja, corriste, centelleante. Corriste por mi casa de madera sus ventanas abriste y te sentí pulsar la noche entera, hija de los abismos, silenciosa, guerrera, tan terrible, tan hermosa que todo cuanto existe, para mí, sin tu llama, no existiera. Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile de las calles veloces. Hembras, hembras en el oleaje ronco adonde echamos las redes de los cinco sentidos para sacar apenas el ósculo de la espuma.
Él algunas veces lanza los dados adonde No pueden verse. Su madre adivinaba la suerte, y si fuera lo suficientemente tonto como para darse la vuelta y encontrar la mirada de Besseta, ella lo interpretaría como un signo de aliento, y lo introduciría en una conversación acerca de 2 alguna desconcertante predicción. Las predicciones de su madre nunca eran demasiado acertadas y lo aburrían diariamente, erosionados por fantasías maliciosas. Ahora sí que lo he hecho, él pensó con un suspiro interior.
La encuentro. Bucal es bastante importante. Evita que la. Familia se esconda.