Ambas cosas son complicadas. Esta reflexión ha surgido por el mail dejado por un sumiso, M. Me llamo M soy de …, 38 años y desde hace dos años digamos que sumiso de mi mujer, mi señora. Y digo digamos, valga la redundancia, porque no terminamos de despegar. Yo siento que cada día crece mas y mas la necesidad de sentirme dominado, de ser sumiso, de complacer, de satisfacer, de sentirme usado. Pero mi mujer como que le cuesta muchísimo, se que se esfuerza, que lo hace por mi pero ella no tiene alma de domina y yo eso lo noto.
Sirven para parejas que se estén iniciando en el BDSM, para juegos de parejas ella dominante y el bienmandado o para juegos de cornudos, para hacerlos delante del amante y así humillar al cornudo. Esposa al bienmandado a la cesta de compra, entretanto compras. Esposa al sumiso en una farola mientras entras a la bazar a comprar, hasta que salgas de la tienda. Ponle al sumiso, anillos de metal de gallos, collares, grilletes, correas al pasar por la aplomo de un aeropuerto. Hacer que el sumiso tome el sol y coja bronceado, mientras utiliza un sostén. Después llévalo a la playa o a lavar el coche y que se quite la camiseta. Haz que el sumiso, en un restaurante, coma de manera inusual, por ejemplo, sin aprovechar las manos. Por ejemplo puedes escribir: Lo siento, me he portado achaque y me han castigado sin eficacia hablar con nadie. Siéntate en un centro comercial y que el bienmandado de rodillas masajee sus pies.
Es un hombre inteligente que desprende pasión en cada palabra que pronuncia, con una mente creativa y un baza caótica. Podría haber estado horas y horas conversando con él, os lo aseguro. Cualquier opinión es bienvenida, siempre que se haga desde el admiración. Y, dicho esto, disfrutad de la entrevista. Hay quien prefiere el término anglosajón de cuckold y he abierto otra expresión que me resulta especialmente curiosa: marido consentidor. Pero en el término liberal, cornudo es el que participa de la infidelidad -entre comillas- de su mujer.