Hermosas

Traspasada varias veces

Amistad follate 194655

Absolutamente todo. En el caso de Jace, es una mujer cuyos encantos lo pillan por sorpresa… Jace Crestwell, Ash McIntyre y Gabe Hamilton han sido amigos y socios de negocios durante todas sus vidas. Ellos son poderosos e irresistiblemente sexys. Cuando conocen a Bethany, Jace comienza a sentir cosas que nunca antes había experimentado, enfermo de celos y de una poderosa obsesión que lo traicionan y sobrepasan hasta perder el control. Jace no quiere compartir a Bethany con nadie. Incluso si esto significa darle la espalda a su mejor amigo. Vosotros sabéis quiénes sois. Capítulo 1 Jace Crestwell le dio unos golpecitos en el hombro a Gabe Hamilton, y, cuando este se giró, Jace le sonrió. Ahora es mi turno de bailar con ella.

Y, por supuesto, para mis Guerreras y Guerreros, que saben tan bien como yo que el amor no ha de ser perfecto, sino verdadero, y que amar no es sólo adorar, sino también comprender. Me gustan todas las mujeres activas en el guía sexual. Adoro sus cuerpos, sus curvas y su manera de disfrutar del sexo, y enloquezco cuando se entregan por completo a mis deseos. Todas quieren que las desnude. Todas desean que me meta entre sus muslos. Todas se mueren por ser las elegidas esta noche.

Sus ideales eran legítimos, no así la actuación de ambos y que os voy a narrar. Marta y yo hemos decidido irnos de ocupas. Es hora de aportar nuestro granito de arena en la lucha de las clases-. Ese día, llegaba cabreado por lo que me había ocurrido en mi trabajo y por eso al oír semejante insensatez, le escupí mi verdadera opinión de su ideología, su modo de vivir y de su futuro: -Vete con esa panda de porreros pero no vuelvas.

Mi esposo compensó con creces la eclipse de familia por parte de entreambos y la que no pudimos fecundar por ser él estéril. Nuestra alquería en el respectivo orfanato hizo de nosotros seres huraños y solitarios. Bendigo aquella improbable casualidad que nos llevó a conocernos y me trajo la mayor felicidad que el mundo haya conocido. Durante los siguientes cuatro abriles Pere atendió mi concupiscencia un fecha o dos por semana con gran esmero, pese a tener que guardar también a su novia de la que me hablaba sin prejuicio alguien. Hasta el buen día en que Pere me anunció que había logrado un buen trabajo en Polonia. El mundo y, sobre todo mi clítoris, se me vinieron encima.

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