Cachondo

Manera salir rutina

Tu novia no túmbate 457391

Soy la amante que necesitas para salir de la rutina y vivir un encuentro tan apasionado como morboso????????. En el sexo me gusta disfrutar del momento y estar a gusto con mis amantes, chicaabierta de mente y cercana con mis acompañantes. Espero poder conocerte pronto. Si lo. Soy Lety, tal como me ves en fotos. Besos de novios, caricias, cubanita, todas las posturitas, garganta profunda, Griego, y todo lo que se nos ocurra. Te recibo en mi piso privado, climatizado y muy acogedor. Brindo y exijo higiene. Acepto tarjetas y Bizum.

Se cruzaron nuestras miradas varias veces y Lucía me sonrió, le dije que la invitaba a un refresco y dijo que sí. Ella es una chica de dieciocho años muy tierna, con el pelo castaño, yo soy una pelirroja de veinticinco años, atractiva y exuberante. Tengo pechos grandes bastante bonitos y ojos color verde bastante claro. Ese día Lucía llevaba una minifalda plisada celeste y una bolero blanca con encajes en el garganta, muy mona. Yo llevaba un bombacho vaquero tan ajustado que el gordo bollo de mi chocho, se marcaba por debajo del cinturón. Y gracias por aceptar, pero que nos tomemos una Coca-Cola y una fanta, ni tiene importancia, pienso yo. Esperando solas, le sonreí y la bese en la mejilla. Me recogieron con un coche a las ocho de la mañana, Lucía me presentó a sus amigas como su nueva amiga. El chalet estaba a las afueras de la ciudad y tardaríamos una hora en coche.

No era así en el caso de Mossa, que caminaba feliz a buen paso a pesar del joven onza de media cabra de peso que portaba en sus hombros. Había estamento a punto de perder un acémila de las cuatro manos de que constaba su rebaño, por el ataque de aquel imprudente gato. Tenía claro que un joven guerrero no tenía muchas posibilidades frente a hombres mayores, aunque aquel guepardo sería un punto a su favor a los luceros de la hija del jefe. Con gesto sombrío, observó los dorados maizales que rodeaban el poblado. Aquellas mujeres Kunis que se emparejaron con nuestros fuertes guerreros tienen toda la delito. Con estos pensamientos en su cabeza, llegó Mossa al vado donde debían abrevar las cabras. Allí se quedaron relajadamente los animales, mientras su cabrerizo remontaba el cauce en busca de la zona de las lavanderas. Las primeras jóvenes que encontró, eran las que vestían con aquellas horribles camisetas y faldas como las de las mujeres blancas. Todas miraron atemorizadas el magnífico ejemplar de guepardo que cubría los hombros de Mossa.

Reconozco que me cuando algo me altera me dejo llevar por mi ligero y sin pensar en las consecuencias, me lanzo al cuello de quien me molesta o me perturba. Habiéndome acostado a las cinco de la mañana con una borrachera de las que hacen época, no debía de llevar dos horas durmiendo la bimba cuando empecé a escuchar a un bebé llorar. Los chillidos del angelito retumbando en mi cabeza eran insoportables. Lo agudo de su lamento se clavaba en mi sien magnificando el dolor de mi resaca. Hecho una fiera, me levanté y golpeé la pared intentando que mis malditos vecinos hicieran callar a su retoño empero viendo que mis protestas no cumplían su objetivo, me puse unos pantalones para enfrentarme directamente a ellos. Completamente encabronado, salí de mi casa y golpeé la puerta de mis vecinos. Durante unos minutos nadie respondió a mis golpes y ya dominado por la ira, tiré la puñetera batiente. Al entrar en el piso, me encontré todo hecho un desastre entretanto desde una habitación el crio seguía llorando. Sin pensar en lo que había hecho y que era poco a todas luces ilegal, fui en busca de sus padres.

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