Cachondo

: PDF LOS HOMBRES NO AMAN A MUJERES COMO TU GUIA SOBRE RELACIONES CITAS Y MAS

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El Sol de la Verdad ha aparecido para iluminar la tierra entera, y para espiritualizar a la comunidad del hombre. Por esta razón todos los seres humanos deben apoyarse firmemente unos en otros y buscar la vida sempiterna; y por este motivo, los amantes de Dios, en este mundo contingente, deben llegar a ser las mercedes y las bendiciones enviadas por aquel Rey clemente de los reinos visible e invisibles. No consideren a nadie como a un enemigo, o como deseoso de su mal, sino piensen que toda la humanidad es como sus amigos, contemplando al forastero como a un allegado, al extraño como a un compañero, permaneciendo libres de todo prejuicio, sin hacer distinciones. La negra noche del odio ha prevalecido, y la luz de la buena fe ha sido eclipsada. Los pueblos y linajes de la tierra han aguzado sus garras y se arrojan unos contra otros.

Por Bruno Montano 20 de Enero de Hay algo dulcemente fatigado en mi alma, de ahí viene mi lobreguez, mi forma de mantener a jalón tanto la tristeza como la alegría. Simulación o anatema, he ahí el gran dilema. La verdad no se puede patrimonializar y acumular, es un bien fungible. Cuando la usas desaparece y la ignorancia vuelve. Preguntas fundamentales a las que uno responde con su vida entera, porque la realidad la dice la vida y no la boca. Luego te das cuenta de que los nombres acompañan a la realidad sin penetrarla, como eunucos en un exuberante harén. En el primero las interpretaciones tienden a eterno y en el segundo tienden a cero.

El hogar de la gran dama mexicana no tiene boudoir, tiene santuario; para visitarlo se debe inclinar la cabeza y doblar la rodilla. Nunca olvidaré la gratísima impresión sentida al acceder en el hogar mexicano, ni ni los primeros hogares en que penetré. Empezaba a sentir nostalgia de andurrial entre las inmensas crujías y los vastos salones de un hotel, que no por ser el primero de México me parecía menos destartalado, cuando tuve el honor de ser invitada a frecuentar diferentes casas de familias mexicanas. En el hogar de la mujer mexicana no hallaréis ni primorosos cincelados de la gente que vive a la dernier, siendo esclava de la moda, ni esmaltes de caprichosas futilidades, ni filigranas de vida de placer, ni relieves de coquetería; porque como la mujer mexicana no es coqueta, en su hogar todo respira santidad. La mujer mexicana no cifra su gloria en ser la reina de las fiestas, en imponer la moda, o en tener una corte de admiradores; la cifra en generar la ventura de su familia.

I, pp. Empezó poniendo tierra en aire, viajando para romper el hechizo que sujeta al alma a los lugares donde por primera vez se nos aparece el Amor. En cada punto donde Eva se detenía, sacaba el Amor su cabecita maliciosa y le decía con sonrisa picaresca y confidencial: «No me separo de ti. Vamos juntos. Pero al abrir la batiente, un anochecer que se asomó agobiada de tedio a mirar el órbita y a gozar la apacible y melancólica luz de la luna saliente, el rapaz se coló en la estancia; y si bien le expulsó de ella y colocó rejas dobles, con agudos pinchos, y se encarceló voluntariamente, sólo consiguió Eva que el amor entrase por las hendiduras de la pared, por los canalones del tejado o por el agujero de la llave. Furiosa, hizo tomar las grietas y calafatear los intersticios, creyéndose a salvo de atrevimientos y demasías; mas no contaba con lo advertido que es en tretas y picardihuelas el Amor. Entre el Amor y Eva, la lucha era a asesinato, y no importaba el cómo se vencía, sino sólo obtener la gloria. Eva notó ganas de llorar No había remedio; tenía que asesinarle si quería vivir digna, respetada, libre

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