Desde mi pubertad, y antes incluso de relacionarme con jovencitas de mi edad, sentía una atracción irrefrenable por la ropa interior femenina. Ojeaba con auténtica fruición los anuncios de las revistas en donde aparecían bragas, sujetadores o fajas. Poco a poco me di cuenta de que no me excitaba tanto el cuerpo femenino como las prendas que llevaban. En esta primera etapa, hubo dos momentos que recuerdo con especial emoción: el descubrimiento de unas bragas usadas, con su singular presencia e inolvidable aromas, y la aparición en el trastero de mi casa de una inmensa bolsa en donde se acumulaba ropa vieja, y en cuyo interior, como si de una chistera de un mago se tratase, surgían innumerables prendas íntimas en desuso que sirvieron para mis juegos sexuales. Transcurrido aproximadamente un año, y con los primeros contactos con el otro sexo, fui dejando esta actividad, creyéndola superada definitivamente. En su interior, una amplia reseña de productos de lencería con gran proliferación de fotografías, despertó en mí algo que tenía latente y que creía erróneamente olvidado. Como no hay mejor forma de superar una tentación que cayendo en ella, con gran excitación rellené el impreso de pedido, produciéndose así mi primera compra de ropa interior femenina. Al poco tiempo, al recibir el aviso de recogida de la oficina de correos, una gran excitación me recorrió todo el cuerpo.
Esta vez, otros siete que hemos recabado después de realizar diferentes consultas. Dice mucho de la personalidad de la gente y, como elemento individual, todavía es capaz de generar atracción. Los tacones y las botas altas tienen gran aceptación entre las personas que se sienten atraídas por mujeres. Los tacones estilizan la figura de la mujer, desde la punta de los pies hasta la cintura, e instauran cierta autoridad que a la que muchos hombres y mujeres no se pueden resistir. En este género, los zapatos de vestir gustan a muchas mujeres, que estén bien limpios y se lleven con elegancia. Sin bloqueo, una buena zapatilla deportiva en una chica arreglada informalmente también causa megalomanía entre los chicos y chicas de estilo underground. Ellas se recogen el pelo o lo anudan en coletas informales, tantos cortas como largas.
No te embolso. Tampoco te pago. Te espero. O os espero. Ah, si. Deseas venirte con tu galán, no me importa. Atrayendo a la espinazo a nuestra amparo desde el ámbito de borujo en el jardín no tardó en todos. Se puede.
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