Yo ya estaba despierto. Los ojos se me habían abierto hacía un par de horas y había sido imposible volver a cerrarlos. Había soñado que había macetas de lavanda alrededor de la cama pero, al contrario de lo esperado, la habitación olía a café. A madera lustrada. A libros polvorientos. Los recuerdos se colaban por todas las grietas y despertaban los sentidos si se trataba de ella. No de Lucía, claro.
A veces te lo dice claro empero entiendes mal el mensaje. Se acabó el pifiarla en la cama. Has visto un halo de esperanza en el titular. En la cama ella nunca te lo dice. Las mujeres tienen su forma peculiar de abrirse y de pedir las cosas, una premisa que siguen en el pieza. A continuación tienes las frases o peticiones que ella te dice durante el sexo y que siempre —o casi siempre— interpretas mal.
No quiero que mis padres me sientan entrar en casa, no soportaría que intentaran darme una charla por lo que pasó la tarde de antaño. Bastante mal lo he pasado actualidad durante toda la mañana en clase emparanoiado pensando en que todo el mundo me miraba y sabía lo que había pasado. Una vez dentro de casa cierro la puerta con sigilo. Me cruzo con mi lecho que me mira con una batiburrillo de preocupación y miedo. Al acontecer frente a la puerta del galería cruzo la mirada con mi Yahvé. Normalmente me mira durante un bis mientras separa levemente sus labios intentando articular un saludo que nunca pronuncia antes de volver a ignorarme y continuar mirando al televisor y girar a ser 2 extraños viviendo en la misma casa. Su mirada se queda fija en mí y me penetra. Abre la boca intentando comenzar un discurso padre-hijo que tampoco sale. Al menos no como él quisiera.